26 de maig 2016

La anorexia nerviosa

El rechazo al propio cuerpo


La anorexia está irrumpiendo en las sociedades desarrolladas con gran ímpetu, especialmente entre la gente joven, que es más sensible a las modas y que es más fácilmente influenciable.
La anorexia nerviosa es un trastorno que se caracteriza por un rechazo voluntario de los alimentos para modificar el cuerpo más allá de los límites fisiológicos. Se rechazan principalmente aquellos alimentos que el paciente considera “calóricos”. Existe además una pérdida de peso y pérdida de la regla (amenorrea) en la mujer. Habitualmente se presenta en una mujer joven de 12 a 25 años. La prevalencia en adolescentes del 1-2%. La incidencia estimada es de 4 por cada 100.000 individuos de la población por año. Aparece en 1 joven por cada 20 mujeres. La edad de inicio se sitúa alrededor de los 17 años.
La causa de la anorexia nerviosa no se conoce. La distorsión de la imagen corporal parece ser un factor decisivo en su aparición. Sin embargo, en las anoréxicas, esta estimación persiste al margen de los cambios ostensiblemente dramáticos que pueden sufrir.
Algunos autores han sugerido que el problema radica en el deseo de mantener una imagen prepuberal, es decir, el período anterior al que los órganos de la generación adquieran su capacidad funcional y se desarrollen los caracteres sexuales secundarios, que en la mujer se señala con la menstruación. La madurez psicosexual puede no alcanzar su plenitud hasta los 24 años, incluso en los individuos bien equilibrados. Por lo anteriormente dicho podemos deducir porqué entre los 12 y los 25 años se presenta habitualmente el cuadro de la anorexia nerviosa.
El síntoma principal de la anorexia es la pérdida de peso debido a una disminución de calorías extrema y voluntaria. En todos los casos desaparece la regla, antes o durante la fase de estado. Otras anormalidades físicas son: dolores y molestias en la zona del estómago, gastritis, náuseas y vómitos provocados o espontáneos, eructos, mal aliento, trastornos del apetito, dolores de cabeza, estreñimiento, intolerancia al frío, emisión abundante de orina, disminución o ausencia del deseo sexual, acumulación excesiva de líquidos en ciertas zonas, aparición de vello fino por todo el cuerpo, disminución del número de pulsaciones por debajo de 60 por minuto, tensión arterial por debajo de 110 mm de mercurio la máxima y de 70 mm de mercurio la mínima.
Las anoréxicas rechazan y temen intensamente a los alimentos que engordan, como grasas, pastas, féculas, etc., ingieren pequeñas cantidades de alimentos que no engordan e ingieren paradógicamente alimentos de elevado contenido calórico como helados y dulces, después de días de ayuno y/o en condiciones de enflaquecimiento extremo. Todas las anoréxicas pierden peso voluntariamente aunque los métodos para conseguirlo varían en cada paciente. Unas pocas se limitan al control dietético, y la mayoría utiliza el ejercicio y los laxantes combinados. La conducta del vómito es más estresante para la familia que para la enferma.
Muchas pacientes pasan hambre que compensan con la pérdida de peso. Restringen la ingesta de comida por el miedo a engordar que identifican con la idea de deformación de su imagen. Suelen desarrollar dos tipos de actividades peculiares: ejercicio excesivo y cocinar para familiares y amigos platos apetecibles y ricos en calorías como mecanismo autocompensatorio. El exceso de ejercicio junto a la disminución de la comida pueden producir cambios biológicos irreversibles.
En la fase inicial de la enfermedad predominan las conductas encaminadas a perder peso, sin trastornos emocionales y físicos graves. En la fase de estado hay síntomas completos y patología psiquiátrica asociada con ansiedad y depresión, con una lucha entre familiares, paciente y tratamientos.
La mortalidad oscila entre el 0 y el 22% (2/3 fallecen por los efectos directos de la enfermedad y 1/3 por suicidio). La enfermedad se considera crónica y responsable de una elevada mortalidad.
La meta final del tratamiento es la de promover un cambio razonable en la alimentación de la paciente. La mayoría de las anoréxicas pueden seguir un régimen externo de tratamiento en centros vinculados a hospitales generales según la gravedad del trastorno, la motivación de la paciente y las circunstancias sociofamiliares. La hospitalización se reserva para cuando hay complicaciones físicas como presión sistólica baja, bajo nivel de potasio, arritmias cardíacas y enfermedad psiquiátrica.

José A. Gómez Martínez
Profesor de Nutrición Clínica